Universidad Laboral de Tarragona: la música, la Tuna y el Ochote

Un capítulo más y otro pequeño retazo de lo que fue la Universidad Laboral de Tarragona en la España de los 60. La de la generación ye-ye que tanto contribuyó al espectacular cambio habido en nuestro país. Un estilo de vida, una forma de ser, de vestir, una actitud y un comportamiento ante los nuevos aires sociales. También el significado más profundo de toda una cultura pop, de manera muy especial en la música. Toda una ruptura con la generación anterior. Una «revolución» que algunos vivimos en parte en el colegio Balmes (otra fue en la UL de Córdoba) donde día a día nuestros compañeros de la emisora de radio nos deleitaban con su espléndida selección de rock americano, ye-ye francés y beat británico, y también de un incipiente pop español a imagen y semejanza.

Uno de los lugares donde más disfrutaba era en nuestras habitaciones. No solo en la tranquilidad del descanso nocturno; también por las mañanas con las energías ya renovadas. Y para muestra, un botón. Seguro que muchos recordarán «La yenka» de Johnny and Charley, uno de los ritmos de moda entonces. Pronto se convirtió en un rito bailarlo cada domingo. A medio vestir, en calzoncillos, en camisa y con corbata; lo de menos era el como. Existen imágenes probatorias. ¡¡Nadie se escaqueaba!! Un pasillo corrido de un extremo a otro invitaba a la práctica entusiasmada con tan solo oír: “izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, hacia atrás, un, dos, tres”. Allí, alineados en doble fila, la sesión de gimnasia rítmica estaba asegurada con tan solo escuchar su estrofa. Era uno de los momentos más placenteros de aquel musical mañanero. Levantarse temprano cuesta, pero si el despertar es dulce se hace más llevadero.

Habitación 01Pasillo corrido de las habitaciones donde, en doble fila, se bailaba «La Yenka» hasta la extenuación

La megafonía del colegio invitaba a escuchar, tararear y hasta bailar los grandes éxitos del momento. Sonaban por todas partes. Hasta en el bar, a pesar del fragor de las memorables partidas de cartas donde solo los contendientes eran capaces, y no siempre, de abstraerse de lo que sucedía a su alrededor. ¡¡Tal parecía que su honor estaba en juego!! Aún recuerdo los campeonatos de tute o las partidas de póker, cuyo premio no era mucho más que el prurito de ganar, con toda la gente animando, y de vez en cuando cantando, poniendo alma y sentimiento al son que marcaba cada canción. Se podía oír incluso en la sala de televisión. Aunque no siempre. Sagas y famosas series como «El fugitivo» eran seguidas con tal entusiasmo que pasaban a ocupar el primer plano. Pero cuando la pasión se desbordaba era durante los partidos de futbol, sobre todo con los “clásicos” Barça-Real Madrid en los que a juzgar por los gritos de ánimo parecía que iba a «arder Troya».

Fotogramas de una película super 8 que recogen los avatares acaecidos en una disputada partida de tute que, parece, acabó como el rosario de la aurora. Como hacía muy buen tiempo se «rodó» en el exterior.

Nuestra colección de música para si la hubieran querido algunas emisoras profesionales de entonces. Si no por la cantidad, que no estaba mal, si por su excelente calidad. Lo puedo afirmar porque durante las vacaciones de Semana Santa me tocó estar al mando. Lo pude comprobar y también saborear. No todos nos íbamos de vacaciones en esas fechas. Algunos que vivíamos en lugares alejados preferíamos quedarnos, pues el viaje era demasiado cansado para tan pocos días de asueto. Con la condición o excusa de hacer pequeños trabajos para el SUT (Sindicato Universitario de Trabajo) nos permitían residir en el centro y gozar de total libertad para entrar y salir de la Uni. ¡¡Una bicoca!! Tanto que recién acabado el curso, ya en pleno verano, los conocedores del truco aprovechábamos para quedarnos un par de semanas más de vacaciones. Éramos los «reyes» de un colegio casi vacío, con comida y alojamiento gratis. Por las mañanas, después de despertar a mis compañeros con buena música, después de desayunar nos dedicábamos a pintar algún que otro mobiliario: mesas, bancos y otras chapuzas menores. El resto del día lo teníamos libre para disfrutar de la playa: la nuestra, casi privada, y también las cercanas de La Pineda y  Salou. Años en que el turismo y las “suecas” lucían con esplendor, aunque lo más normal en nuestro caso era «ligar» el envidiado bronceado mediterráneo de unas vacaciones “pagadas”. Lo que no es poco.

Años de la explosión de la cultura pop. ¡¡Todo empezaba a cambiar!! El gran boom de The Beatles fue su  punto de inflexión. Sus dos únicos conciertos en España (uno en Barcelona, en la plaza de toros de la Monumental, y otro en Madrid, en la plaza de las Ventas) coincidieron estando en la Uni. Únicos e irrepetibles. Todo un acontecimiento para ver a la mejor banda de pop rock de todos los tiempos (si acaso se les acercaban The Rolling Stones, siempre con mucha fuerza y actuando de contrapeso). The Beatles cambiaron la música y su mundo y fueron el germen de los primeros grandes conjuntos españoles como Los Brincos o Los Bravos.

La Tuna 03La Tuna despidiendo a las autoridades de turno después de una fiesta de celebración del 1º de Mayo

La música pop fue todo un fenómeno en la Uni, pero también las actividades musicales. Se cultivaban a conciencia. Conciertos y festivales aparte, la Tuna, el Ochote y el Coro siempre estaban en primera fila.

Nuestra Tuna tenía mucha marcha. Mantenían la tradición con gran «dignidad». ¡¡Allí donde eran invitados,… allí se presentaban!! Era costumbre que se les tuviese muy en cuenta en las fiestas y actos académicos como el 1º de Mayo. A las autoridades políticas o eclesiales les encantaba que actuasen en su recepción y despedida. También al Rector quien, muy ufano y lleno de orgullo, presumía al ver como revoloteaban y cantaban a su alrededor.

Las salidas a Tarragona para rondar a las chicas eran un «clásico» de la Tuna. Muchas veces aparecían sin más, como por arte de magia, bajo un balcón, y cantaban, cantaban,… hasta que la chica de turno, y sus amigas, les invitaban a subir a tomar un piscolabis. Entre filigranas y saltos, sorprendiendo con sus canciones, provocaban más de una pasión contenida. ¡¡Las pastas y el buen vino desaparecían en un santiamén!! Luego, recogían sus bártulos no sin antes despedirse al pie del balcón con saludos a las “doncellas”, asomadas y apiñadas, muy contentas, y se iban con su música en busca de una nueva ilusión.

La Tuna 02. Festival de Orleans 1964-65La Tuna en Orleans. Viaje realizado en mayo de 1965 por la fiestas de Les Floralies, famosa exposición temática dedicada al mundo de las flores y la horticultura que se celebraba entre los meses de abril a octubre

La Tuna no solo era diversión, también le gustaba competir para contrastar su nivel “profesional”. Siempre dio la talla en los concursos. Como en el campeonato nacional de Tunas celebrado en el año 1965 en el teatro Campoamor de Oviedo, donde logró el subcampeonato y estuvo en un tris de alcanzar el máximo galardón. Tocaron «Torre Bermeja” como pieza obligatoria. Un tema difícil que gracias a la paciencia y buen hacer en los ensayos con el profesor Tous a la cabeza, y algunos alumnos de nuestro colegio Balmes ya destacados intérpretes, se sacó adelante con éxito. Una pieza algo compleja para las guitarras, pero preciosa de ejecutar. Como tema libre “La Paloma” que cosechó una gran ovación de un público entregado. Un triunfo al que contribuyó en gran medida la colaboración entre bambalinas del Ochote, miembros de la Tuna en su mayoría, que al tener que intervenir a continuación no podían vestir de tunos. Algunos en segunda fila con la guitarra y otros detrás del telón, elegantes, medio escondidos para que no se notara su «uniforme», fueron parte esencial en el gran éxito conseguido.

La Tuna 01. Teatro Campoamor 1965La Tuna durante su actuación en el Teatro Campoamor en Oviedo en 1965 donde logró alzarse con el 2º puesto en el Campeonato Nacional de Tunas

El Ochote era toda una institución. Nuestra promoción le dio el gran impulso al reunir a tantos “artistas” juntos. Si en un artículo anterior citamos a algunos “laborales” ilustres como José Mª Pou o Joan Manuel Serrat, sería injusto no hacer lo mismo con Guillermo Morales “Willy”, los hermanos Blasco, Campins, “Lucho” González, Perbech,… y Enrique Fontanillo, un educador, también partícipe y tenor destacado. Al frente del Ochote, dirigiendo, estaba el profesor Tous, paño de lágrimas cuando el ánimo bajaba en los ensayos y no salía muy bien la entonación. Cuentan que en una convención celebrada en el hotel Imperial Tarraco, les paró en mitad de la canción porque su tono no era el más adecuado. Sin embargo, fue siempre su gran defensor, sobre todo cuando la situación lo requería. En una ocasión, al darse cuenta que el público no les hacía ni caso, ni corto ni perezoso paró la actuación y se marcharon todos del escenario. ¡¡Ahí os quedáis”!!, dijeron. ¡¡Se armó un gran escándalo!! Pero lo primero es la dignidad y además… no tiene precio.

El Ochote 02Una de las formaciones del Ochote con el profesor Tous en el centro. Al fondo el colegio Balmes.

El Ochote tuvo gran repercusión y un reconocido prestigio fuera de la Uni. Vestidos casi siempre de smoking, llegaron a compartir escenario con reconocidos cantantes. En un festival celebrado en Reus ocurrió una curiosa anécdota compitiendo con Los Maranatha, uno de los grupos en boga, que a semejanza de los grandes del soul como «The Golden Gate Quartet» les encantaban los «espirituales negros». Terminada la actuación «oficial», durante la comida de agasajo a los participantes, las ganas de seguir cantando permanecían intactas. Y pasó lo que tenía que pasar. Con o sin escenario, eso era lo de menos, siempre había un hueco cuando la ocasión se presentaba. Fue a los postres. En muestra de agradecimiento por las atenciones recibidas, unos y otros se pusieron a la «faena» a petición de los asistentes. No fue solo una canción; luego vino otra y otra más, y así siguieron durante un tiempo. ¡¡El Ochote se “picó” con Los Maranatha sin que hubiera solución!! Dicen las malas o buenas lenguas que el “duelo” estuvo muy igualado, y que muchos al final se inclinaron por los “estudiantes”.

En la localidad francesa de Orleans, en el primer viaje realizado en mayo 1965 por las fiestas de Les Floralies, al que también acudió la Tuna, fueron protagonistas de un hecho emotivo. Durante su actuación cantaron la famosa canción «L’emigrant» con una dedicatoria especial para un grupo de catalanes presentes en el teatro, que en cuanto la oyeron entonar se pusieron a llorar de emoción. Su fama, y sobre todo su calidad, les llevaron a grabar un single de recuerdo antes de separarse e iniciar la nueva andadura profesional y personal que el destino a cada uno les tenía preparada. Por fortuna, no fue la última vez que pudimos ver cantar juntos a los miembros del Ochote. Durante la celebración del 25 Aniversario de nuestra Promoción revivimos una vez más aquellos grandes momentos pasados. En esta ocasión fue con profesor Calvo a la batuta, y una vez más sonaron las estrofas de una de sus canciones más emblemáticas que siempre llevaremos en el recuerdo: “Let my people go” («Go down, Moses»).

La Tuna y El Ochote 1964La Tuna y el Ochote dirigidos por el profesor Francisco Tous durante una celebración en el año 1964

Todavía se recuerda con humor una simpática anécdota protagonizada por el Ochote. Uno de sus componentes, gran guitarrista, y también monologuista (tardes de gloria nos dio con “La Toreá”), armonizó a cuatro voces un “Mecagüen la puta”, tal como suena, con música para la ocasión, que ensayaban y cantaban con todos nosotros cuando había ganas de pasarlo bien. Durante una Misa solemne a la que habían sido invitados, el susodicho, un virtuoso de los instrumentos, propuso cantarla al órgano con una letra pseudo religiosa que improvisaron poco antes. Ni que decir tiene que la idea asustó a más de uno, pero nadie se atrevió a decir nada. Y así lo hicieron. Lo bueno fue que al final al sacerdote celebrante le encantó la interpretación. Pero sin duda los que más nos divertimos fuimos sus compañeros, que conocedores de la estrofa “real” la habíamos adoptado como himno “estudiantil”. La cosa no fue a mayores, hubo suerte, y salvo los implicados nunca llegó a conocerse el “fondo” de la cuestión.

Para terminar este corto recorrido por las actividades musicales, una breve referencia al Coro. En especial al gran esfuerzo realizado por los profesores Francisco Tous y José A. Calvo, verdaderos artífices en potenciar la música en la Uni. Realmente Tous era quien en el aula de música se encargaba de realizar las pruebas de voz. Lo hacía con todo pichi pata que pasase por allí; sin exagerar casi media Universidad. Algunos se presentaban por simple pasatiempo o por si sonaba la flauta, nunca mejor dicho, casi siempre cargados de buenas intenciones. A más de uno le devolvieron al “corral” entre las risas de sus compañeros. Todo un espectáculo. Sin embargo, al final se consiguió una buena mezcla. No una gran masa coral, para la que se requieren muchas horas de ensayo, pero si un buen coro. Junto con la Tuna y el Ochote fueron parte integrante del ya citado viaje a Orleans. Daba gusto ver a todos uniformados (así lo dispuso el Rector) para esa salida al extranjero: chaqueta negra, cruzada, pantalón gris y una rumbosa orla azul. Fue un año para recordar y que puso el colofón por el gran éxito alcanzado.

Conjunto coral ArzaiakConjunto coral “Arzaiak” campeón del concurso de villancicos en diciembre de 1964 integrado en su mayoría por alumnos de la 3ª Promoción de Peritos

La música tiene un componente universal y los grandes creadores la entienden como algo sin limitaciones. Algo de eso ocurrió con la revolución de los años 60 cuando se produjo la ruptura con generaciones anteriores, mezclando la cultura más tradicional con nuevos estilos de vida. Y sobre todo con la música pop. Grandes grupos ingleses como «The Beatles», The Rolling Stones, The Searchers, The Kinks, The Shadows,… fueron su punta de lanza, convirtiéndose pronto en los ídolos de la gente joven. Bajo su influencia surgieron una pléyade de conjuntos españoles: Los Brincos, El Dúo Dinámico, Los Diablos, Fórmula V, Los Bravos, Los Sirex, Lone Star, Los Salvajes, Pop-Tops, Los Ángeles, Los Pasos, Los Iberos, Los Mustang, Los Payos, Los Canarios, Nuestro Pequeño Mundo, Los Módulos,… ¡¡Toda una revolución musical se puso en marcha!! La pude disfrutar durante mis tres años en la Universidad Laboral de Tarragona. Algo que siempre llevaré en el recuerdo.

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