Una de las esencias del nacimiento del rock fue que en cuanto aparecieron sus primeras figuras enseguida surgían otras a disputarles la fama. Tal fue la cantidad de estrellas que alumbró el nuevo ritmo que el público creía encontrarse en un continuo oasis musical. De todas ellas, sin embargo, para la mayoría, una fue ¡”El Rey”!, ¡El genial Elvis Presley! y otra estuvo a punto conseguirlo: Jerry Lee Lewis. Un personaje caótico que tocaba el piano con destreza de forma muy ‘peculiar’, estrambótica para algunos, con sus piernas, cabeza y codos en posturas indescriptibles. Apodado “The Killer” (‘El Asesino’), dotado de una fuerte personalidad, aderezaba la escena hasta límites insospechados. De todos los grandes mitos del rock, Chuck Berry, Little Richard, Carl Perkins,… que intentaron ponerse a la altura de Elvis, Jerry fue de uno de los pocos en acercarse.
La historia de “Great balls of fire” (‘¡Grandes bolas de fuego!’) comienza de forma un tanto curiosa. Corría el año 1957 cuando Jerry Lee Lewis consiguió su primer gran triunfo con “Whole Lotta Shakin’ Going on”, una canción de alto contenido sexual que tuvo serios problemas para ser editada en una sociedad poco permisiva. Con ritmo de rock, aunque basada en el ‘boogie-boogie’, ese primer éxito sirvió para que Otis Blackwell, compositor que había trabajado con Elvis, le enviase un tema en la misma línea con una letra llena de metáforas. Un ‘detalle’ que la hacía parecer más ‘liviana’ a la posible interpretación del público, si bien hay que decir que Lewis no se encontraba muy conforme por su experiencia anterior. Además coincidió con una época en la que el cantante se había casado en secreto con su prima de 13 años, menor de edad, situación que en cuanto trascendió a la prensa y público provocó un escándalo monumental.
Se cuenta que fue Sam Phillips, propietario de la discográfica Sun Records, quien convenció a Jerry Lee Lewis para que no tuviese miedo a la censura ni a su propia familia, muy religiosa, y grabase un tema que le encumbraría para siempre. Pero no fue sencillo. Tanto que al principio le desequilibró durante los primeros ensayos; aunque al final aceptó y puso todo su arte en una interpretación magistral que ha pasado a la historia de la música en medio de grandes polémicas y alabanzas. Y es que su título (‘¡Grandes bolas de fuego!’) emana de una frase muy usada en el Sur de EEUUU relacionada con la fiesta de Pentecostés en la que los católicos celebran la llegada del Espíritu Santo. Muchos fueron, en especial los más exaltados, los que quisieron ir más allá de su intención aduciendo que, poseída por el ‘diablo’, era una especie de culto al sexo, con estrofas de alto voltaje que podían ‘alterar’ a una parte importante de la sociedad. Sin embargo, a pesar de todas las críticas, nada impidió que “Great balls of fire” consiguiese una popularidad desbordante y en un par de semanas alcanzase el Nº 2 en las famosas listas Bilboard con más de un millón de copias vendidas. Fue un triunfo sonado que tardó poco en extenderse al resto del mundo donde llegó al Nº 1 en varios países europeos.
Jerry Lee Lewis interpretando “Greats Balls Of Fire” en 1957, el año de su lanzamiento.
Jerry Lee Lewis durante su actuación en el primer programa emitido (15 de febrero 1958) del famoso show de Dirk Clark (‘Dick Clark’s Saturday Night Beechnut Show’). Un espectáculo semanal de variedades musicales transmitido por la cadena de televisión ABC patrocinado por Beechnut Gum. En su estreno, que se realizaba en directo en el Little Theatre de Manhattan (Nueva York), también intervinieron entre otros Pat Boone y Connie Francis.
“Great balls of fire”
Jerry Lee Lewis nació en Louisiana en 1935. Comenzó a tocar el piano, su gran pasión, desde muy joven, estando siempre muy influenciado por la música popular entonces representada por el country, rhythm and blues, boogie-woogie y gospel. En 1952, un año del que datan sus primeras grabaciones, contrae matrimonio con solo 16 años, una época donde en el sur de EEUU no era anormal hacerlo a edad tan joven. En 1956, tras leer un artículo sobre Elvis Presley, se traslada a Memphis a probar suerte con la firma Sun Records, la misma de su ídolo, produciéndose entonces un hecho, hoy considerado histórico, no conocido hasta años después. Ocurrió en la sede de la propia discográfica cuando de forma improvisada junto a Elvis Presley, Carl Perkins y Johnny Cash grabaron varios temas. Cuarteto que fue inmortalizado en una foto bajo el nombre de ‘Million Dollar Quartet’ (‘El cuarteto del millón de dólares’) en un artículo de prensa publicado más tarde, su grabación no llegó a ser editada y solo salió a la luz pública décadas después.
De izquierda a derecha, Jerry Lee Lewis, Carl Perkins, Elvis Presley (al piano) y Johnny Cash inmortalizados como el famoso “Cuarteto del millón de dólares” cuyas grabaciones nunca fueron editadas al público.
Como ya hemos dicho, en 1957 Jerry Lee Lewis alcanzó su primer éxito con “Whole Lotta Shakin’ Goin’ On”. En un principio Sam Phillips, su productor, no estaba muy convencido de editar una canción de tan alto contenido sexual, creía que se adaptaba más al gusto del público negro. Sin embargo, causó sensación cuando Lewis la cantó por primera vez en directo en un bar de Arkansas con un público totalmente entregado que le obligó a repetirla 25 veces esa misma noche. Una canción que estuvo censurada por inmoral en muchos programas de radio y televisión. Si bien hay que decir que a pesar de no ser tampoco ‘admitida’ en el famoso ‘The Ed Sullivan Show’ si lo hizo su competidor Steve Allen, alcanzando el Nº 1 de las listas country y R&B y el Nº 3 de las listas pop. Un triunfo que precedió al que poco después sería el mayor éxito de su carrera: “Great Balls of Fire”. Todo ello en una etapa que coincidió la más conocida de las muchas anécdotas protagonizadas por Lewis a lo largo de su carrera como artista problemático y que dio origen a su apodo “The Killer” (‘El asesino’). Se cuenta que durante una actuación en el ‘Brooklyn Paramount Theatre’ ‘de Nueva York, tras serle asignado el puesto de telonero de Chuck Berry, en señal de protesta subió al escenario con una botella de coca-cola rellena de gasolina y en el momento de interpretar “Great Balls of Fire” no se le ocurrió otra cosa que prenderle fuego al piano, finalizando su actuación, dirigiéndose a Berry, con un estridente: “¡…Supera esto, negro! Su fama como cantante fue creciendo con tal rapidez que en el verano de 1958, se había convertido en el músico del momento. Sin embargo, con sus canciones en lo más alto de las listas de éxito, de pronto, su carrera sufre un grave traspié del que nunca, o al menos durante mucho tiempo, llegó a recuperarse. Sucedió al salir a la luz pública un hecho que escandalizó a la sociedad de entonces. En 1956, con 22 años, viajó a Memphis donde conoció a Myra Gale Brown, hija de su primo, el bajista J.W. Brown, con que la mantuvo un romance, casándose en secreto a finales de ese año, pues aún no se había divorciado de su segunda esposa. Además Myra era menor de edad (contaba solo 13 años). Permanecieron así durante un tiempo, hasta que en 1958, y aunque le habían recomendado que su esposa no lo hiciese, llegó a Inglaterra acompañado de su familia. Fue en el aeropuerto de Londres donde un periodista descubre al matrimonio y al preguntarle por la edad de su mujer Lewis contesta que tiene 15 años, armándose un escándalo mayúsculo al ‘destapar’ la prensa su edad real. A partir de entonces su popularidad sufrió un daño irreparable y tras algunos conciertos con poca audiencia, su gira es cancelada y deportado de Inglaterra. Un escándalo que prosiguió nada más llegar a EEUU, que termina con su práctica postergación del panorama musical.
Jerry Lee Lewis, el ‘salvaje’ del rock, ‘The Killer’, en una de sus actuaciones encarnando con sus impulsos más temerarios un espíritu indomable que entusiasmaba al público.
Jerry Lee Lewis casi siempre se movía por sus caprichos o ‘locuras’, gozando la mayoría de las veces de total impunidad. Basta recordar algunos de sus muchos ‘episodios’. Como el ocurrido en 1976 cuando en mitad de la noche, armado con una pistola, estrelló su coche contra la verja de la mansión de Elvis Presley! sin apenas o ninguna consecuencia. Persona escurridiza, estuvo a punto de ser atrapado por evasión de impuestos, escapándose en el último momento a Irlanda, país entonces bastante permisivo con los artistas que tenían establecido allí su domicilio fiscal. No pudo regresar a EEUU hasta que no consiguió pactar un acuerdo con la Hacienda americana. Nunca fue un ciudadano ejemplar. Pero si un cantante que, entregado a un público entusiasmado, se transformaba encima del escenario hasta límites indescriptibles. De manera especial con sus maravillas alrededor del piano, al que ‘maltrataba’ como si fuese el peor objeto, que hacía en las posturas más insospechadas. ¡No había canción que se le resistiese! Eric Clapton, el genial guitarrista y uno de los músicos rockeros más influenciados por Lewis, llegó a decir, hablando de su importancia en la historia del rock: “Mi primer contacto con el rock and roll fue una tarde en que vi por televisión a Jerry Lee Lewis. Fue algo que me dejó muy sorprendido, y es que para mí él era de otro planeta”.
Dotado de una personalidad altanera, ¡Jerry Lee Lewis fue el primer rebelde del rock! Con su presencia ‘salvaje’, llevó su música a una sociedad muy conservadora. Su presencia, comportamiento y actitudes poco habituales hicieron que los medios de su país le empezasen a apodar “The Killer” (‘El Asesino’). Pero a pesar de su irrupción fulgurante, algo haría cambiar todo. ¡Su momento más duro! Fue la polémica por el matrimonio con su prima, menor de edad, cuando se encontraba en lo más alto de la popularidad, lo que unido a su abuso en el mundo de las adiciones le condujeron poco a poco al ostracismo. Solo el paso del tiempo hizo que muchos grupos y solistas empezaran a darse cuenta de que más allá de sus muchas ‘trifulcas’, su música gran calidad tenía algo que la hacía especial. Aunque su figura ha sido en cierto modo rehabilitada en las últimas décadas, se suele afirmar que Jerry Lee Lewis resume todo lo que de malo existe en el rock y uno de sus tipos más salvajes. “Great Balls of Fire” fue su mayor triunfo, un éxito sorprendente, y hoy está considerada uno de los himnos del rock.
Jerry Lee Lewis y Tom Jones en 1969 interpretando un popurrí de canciones rockeras.
Jerry Lee Lewis en 1989 durante un concierto celebrado en el ‘Hammersmith Apollo’ de Londres (Jerry Lee Lewis And Friends) donde interpretó sus temas clásicos, entre ellos su ‘Great Balls Of Fire’. Junto a él una larga lista de invitados como Van Morrison, Brian May, Stuart Adamson Dave Davies. Una vez más dio muestra de sus habilidades al piano.